Hay personas que demandan una atención constante y desean ser el
centro del espectáculo pero no lo demuestran de una forma directa, sino que asumen técnicas
manipuladoras muy sutiles. Normalmente el rol de enfermos o de personas
sufridas. Desde estas actitudes aparentemente desinteresadas y lastimosas el
manipulador va creando su tela de araña donde caen todas las personas de buen corazón; "habría que tener muy malos
sentimientos" para no sucumbir ante los reclamos (Encubiertos), de una "pobre persona enferma que ha
tenido tan mala suerte en su vida".
La mayoría de los comportamientos se muestran porque existen
personas que los aceptan o toleran. Así, muchas veces nos convertimos en
cómplices de la manipulación porque no sabemos cómo detectar o enfrentar a un
manipulador.
Características de una persona manipuladora
1- Culpa a los demás en nombre del vínculo familiar, de la
amistad, del amor, de la conciencia profesional, etc...
2- Traslada su responsabilidad a los demás o se desentiende de
sus propias responsabilidades.
3- No comunica claramente sus demandas, necesidades,
sentimientos y opiniones.
4- Responde muy a menudo de forma confusa.
5- Cambia de opinión, de comportamiento y de sentimientos según
las personas o las situaciones.
6- Invoca razones lógicas para enmascarar sus demandas.
7- Hace creer a los demás que tienen que ser perfectos, que no
deben cambiar nunca de opinión, que deben saberlo todo y responder
inmediatamente a las demandas y preguntas.
8- Pone en duda las cualidades, la competencia y la personalidad
de los demás; critica sin parecer que lo hace, desvaloriza y juzga.
9- Hace transmitir sus mensajes a otros o los comunica de forma
indirecta (por teléfono en lugar de cara a cara, dejando notas escritas).
10- Siembra cizaña y suscita sospechas, divide para reinar mejor
y puede provocar la ruptura de una pareja.
11- Sabe hacerse la víctima para que se le compadezca
(enfermedad exagerada, entorno "dificil", sobrecarga de trabajo,
entre otros).
12- Hace caso omiso de las demandas (aún cuando dice ocuparse de
ellas)
13- Utiliza los principios morales de los demás para satisfacer
sus necesidades (nociones de humanidad, caridad, racismo, "buena" o
"mala" madre, entre otros)
14- Amenaza de forma encubierta o hace un chantaje abierto.
15- Cambia radicalmente de tema en el transcurso de una
conversación.
16- Elude o rehuye las entrevistas y las reuniones.
17- Cuenta con la ignorancia de los demás y hace creer en su
superioridad.
18- Miente.
19- Falsea los hechos para averiguar la verdad, deforma e
interpreta.
20- Es egocéntrico.
21- Puede ser celoso aunque se trate de un pariente o un
cónyuge.
22- No soporta la crítica y niega la evidencia.
23- No tiene en cuenta los derechos, las necesidades y los
deseos de los demás.
24- Espera frecuentemente hasta el último momento para pedir,
ordenar o hacer actuar a los demás.
25- Su discurso parece lógico o coherente, cuando sus actitudes,
sus actos o su forma de vivir responden al esquema opuesto.
26- Utiliza halagos para gustarnos, nos hace regalos o tiene
muchas atenciones con nosotros.
27- Produce un estado de malestar o una sensación de falta de
libertad (trampa).
28- Es absolutamente eficaz para lograr sus propios fines, pero
a costa de los demás.
29- Nos induce a hacer cosas que probablemente no haríamos por
voluntad propia.
30- Es constantemente objeto de conversación entre personas que lo
conocen, aunque no se encuentre presente.
Perfil psicológico del manipulador
Un manipulador es alguien que irrumpe en la realidad de otra
persona tratando de imponer su propia visión de vida y pretendiendo determinar
lo que dichas personas deben percibir, sentir y hacer. Se valen del vínculo
afectivo para la satisfacción de las propias necesidades sin tener en cuenta
las de los otros.
La manipulación comienza muchas veces de manera sutil, gradual,
casi imperceptible, en la que el manipulador intenta imponer su deseo. Cuando
este estilo resulta insuficiente recurren a la manipulación, la culpa, la
vergüenza y el miedo como principales instrumentos para la dominación. El
silencio, la distorsión o la negación de una comunicación directa son, quizás,
los instrumentos de aniquilación más y mejor cultivados por los manipuladores.
El manipulador utiliza como herramienta fundamental la agresión.
Desde la agresión psicológica sutil que va destruyendo paulatinamente la
autoestima de su víctima hasta la amenaza de abandono o el chantaje emocional
que consiste en provocar sentimientos de culpa. Todos conocemos la frase:
"Después de todo lo que yo hice por ti ahora me estás pagando de esta
manera." Pero el chantaje llega hasta tal punto que el manipulador hace
creer a su víctima que tiene merecido su sufrimiento, por su incapacidad, falta
de méritos o simplemente porque no está a la altura del manipulador. Todos
tuvimos oportunidad de ver cómo les encanta dejar públicamente en ridículo a
sus familiares, resaltando supuestas carencias que en la mayoría de los casos
no existen. Frustrándolas cuando intentan hacer algo que ellos envidian.